Cuando el poder y el dinero te mantienen muchos años en la cresta de
la ola, en ocasiones no se soporta lo segundo sin lo primero. ¿Para qué el dinero sin
poder?
Se puede pedir al Gobierno que te recoloque, y que no te deje tirado en
la cuneta tras tantos servicios prestados a la causa. Aunque, a veces, los nuevos tiempos del Partido hacen imposible
la recolocación.
Se puede renunciar a la paga de "exministro" y montar tu propia empresa con la que hacer valer tus viejas influencias y
cobrarte de alguna manera los favores concedidos durante tus años
de ejercicio "ministerial". Hay a quien se le ve ir y venir constantemente a
Madrid, viajar al extranjero, reunirse con empresarios en reservados de
lujosos restaurantes… Pero sin poder, nada es lo mismo.
Al poco, o no tan poco, de cesar en el ejercicio "ministerial" la Secretaría de Estado de Seguridad ordena retirar el último vínculo
con el poder que te queda, el último signo público de grandeza: la
escolta y la protección policial de la que se disfrutó.
(extractos de un artículo de eldiario.es)
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