Jaime de Marichalar, de duque
de Lugo a duque de lujo
Cuando Jaime de Marichalar llegó a la vida de la infanta Elena hace 20 años, contaba con un escaso expediente académico y un trabajo discreto en banca para
poder mantener a la hija de un rey. La herencia de una tía y las
gestiones que se hicieron desde el palacio de La Zarzuela resolvieron el
problema del recién casado.
El divorcio de la infanta Elena fue discreto pero no cordial. La hija
mayor de don Juan Carlos y doña Sofía estaba totalmente convencida de
romper su matrimonio incluso cuando la Casa del Rey se inventó aquel
rimbombante “cese temporal de convivencia” en 2007, que dos años después
se convertía en un divorcio sin paliativos.
- Trabajó durante años como asesor del director de operaciones de Credit
Suisse y presidió la Fundación Winterthur pero en 2008, cuando la
empresa cambió su nombre a Fundación AXA, fue cesado.
- También estuvo
sentado en el consejo del grupo Portland Valderrivas, de Esther
Koplowitz, hasta que le destituyeron para enviarle a una filial
británica de la compañía Waste Recycling Group.
- Formó parte del Consejo de Administración de la Sociedad General
Inmobiliaria de España, fundada por Robert de Balkany, conocido como "El
rey de los centros comerciales" y amigo de don Juan Carlos, pero fue
despedido tras el fallecimiento del empresario.
Levantaban a Marichalar
de las sillas con la misma rapidez con la que dejaba de estar protegido
por la Familia Real.
* No falla en la primera fila de los desfiles de París que organiza su
gran amigo Bernard Arnault, presidente del conglomerado del lujo LVMH
que integra entre otras firmas a Louis Vuitton, Kenzo, Dior, Christian
Lacroix, Fendi, Donna Karan, Marc Jacobs, así como las fragancias de
Guerlain, Givenchy y otras marcas como Moët & Chandon y Hennessy.
Marichalar es su asesor para España. Este empleo le lleva a relacionarse
con muchos personajes de la industria de la moda y la farándula.
Gracias a este nuevo perfil profesional al exduque de Lugo se le llama
coloquialmente el duque del lujo.
* Además, trabaja desde hace años en Art+Auction, una revista de subastas de arte que se publica en Estados Unidos y Reino Unido.
(Fuente: "EL PAIS" 16/7/2017)
(Fuente: "EL PAIS" 16/7/2017)
EL REY, JUAN CARLOS I
Bárbara Rey (1980 - junio 1994)
(Fuente: Juan Luis Galiacho-"EL ESPAÑOL")
Hace 20 años, la vedete y presentadora Bárbara Rey, cuyo verdadero nombre es María Margarita García García (Totana, Murcia, 2 de febrero de 1950), protagonizó uno de los episodios más oscuros en
la complicada trama de las supuestas aventuras amorosas del hoy rey
emérito Juan Carlos de Borbón. Un tema del cual en España siempre se ha
hablado pero siempre se ha preferido identificar a los dos protagonistas
sin nombre concreto, sino con calificativos como “el rey y la vedete”, o
bien “Bárbara Rey y una alta personalidad del Estado”.
La
historia de Bárbara Rey con el monarca comenzó a principios de la
Transición. Se hicieron amigos por medio de Adolfo Suárez, otro amigo de
la entonces vedete en una etapa en la que ella apoyaba al líder de UCD
como mejor sabía. Suárez, que había sido director general de
Radiodifusión y Televisión, impulsó su salto a la televisión cuando
Valerio Lazarov la llamó para presentar en TVE la Gala Especial de
Nochevieja de 1975, junto a Ágata Lys, Paca Gabaldón y Didi Sherman.
Un
año más tarde, la vedete atrajo la atención de todo el público con un
programa de variedades de la noche de los sábados en la televisión
pública, titulado Palmarés, que lanzaría definitivamente a la
fama a su entonces desconocida presentadora. Bárbara Rey tomó ese
nombre por su admiración hacia la actriz Bárbara Streisand y el actor
español Fernando Rey. Por entonces Suárez era ya presidente del Gobierno
español en el segundo Ejecutivo, dentro del reinado de Juan Carlos I.
SUÁREZ LOS PRESENTÓ
Fue
precisamente Adolfo Suárez el que se la presentó, conocedor de los
gustos físicos del rey Juan Carlos en cuanto a mujeres se refiere. Dicen
que el monarca disfrutaba de un trato muy familiar con todos los
miembros de la familia de Bárbara Rey, era considerado como uno más y,
además, disfrutaba de las paellas que la actriz murciana le preparaba en
la barbacoa de su chalé de Boadilla del Monte y antes en la Moraleja.
Fue
a comienzo de los años noventa cuando Bárbara Rey cambió el domicilio
conyugal que tenía con Ángel Cristo en La Moraleja por otro en Boadilla
del Monte. Según ella misma ha confesado a sus íntimos amigos, eligió
esa zona por indicación del rey, ya que estaba más próxima al Palacio de
Zarzuela y al monarca le resultaba más fácil desplazarse con su moto.
Según fuentes solventes, Juan Carlos I acudía con relativa frecuencia a
la casa de la actriz donde se hacían los encuentros; nunca en La
Zarzuela.
La relación, iniciada a comienzo de los años
ochenta, continuó de manera intermitente a lo largo de muchos años,
hasta que un buen día, en el mes de junio de 1994, don Juan Carlos, con
frases amables, le hizo saber que la historia había acabado. Pero
Bárbara no estaba dispuesta a pasar página tan fácilmente. Para lo cual
disponía de todo un arsenal de grabaciones y fotografías obtenidas en
varios encuentros. Por alguna razón desconocida, la vedete siempre había
tenido la afición de dejar constancia de las conversaciones privadas
con sus parejas.
LA DISCUSIÓN FAMILIAR
A primeros de marzo del año 2000, en el programa Crónicas Marcianas,
salió en antena la grabación de una discusión entre ella y su ex
marido, Ángel Cristo, que su hija Sofía puso vía telefónica a los
telespectadores. La intención de Sofía Cristo era hacer quedar mal a su
padre, que en la cinta, sin que se supiera a santo de qué, insultaba a
Bárbara diciéndole a grito pelado que era una puta. Pero consiguió el
efecto contrario cuando el domador de tigres en decadencia, presente en
el plató, soltó un lastimoso: “Si esta señora ha sido capaz de
chantajear a uno de los hombres más importantes de nuestro país, cómo no
va a tratar de destruir a un pobre y humilde hombre de circo como yo”.
Al
parecer, la discreción no ha sido nunca uno de los mejores atributos de
Juan Carlos de Borbón. Con su supuesta amante hablaba sin tapujos de
todos sus problemas, incluyendo aspectos íntimos sobre la reina. Era el
hijo mayor de Bárbara Rey, Angelito, el que se encargaba de
realizar casi todas las grabaciones de audio y las fotografías al rey.
Según fuentes de total solvencia, no había grabaciones de vídeo; solo
había grabaciones de voz y múltiples fotografías tomadas en el jardín de
la casa de Boadilla. Hay que situarse en el tiempo y observar que por
esas fechas las grabaciones de video eran muy escasas y hasta el CNI,
entonces CESID, tenía en sus archivos una fonoteca donde grababa las
conversaciones de voz de los principales actores de la vida pública
española y no una videoteca.
Durante esos años de placentera relación,
las atribuciones mensuales que Bárbara Rey recibía de los fondos
reservados del Ministerio del Interior rondaban entre un millón y dos
millones de pesetas. Más tarde fueron ingresados en una cuenta bancaria
en Luxemburgo. Según ha publicado Ok Diario, los agentes del
CNI le abrieron una cuenta bancaria en el Kredietbank Luxembourg a la
que transfirieron una primera cantidad de 26,3 millones de pesetas
(160.000 euros). La cuenta secreta tenía asignado el número
55-209185-88-1 y estaba calificada como “compte kt plus”, un servicio de
mayor remuneración financiera. Para ocultar la identidad de los
verdaderos beneficiarios, figuraba a nombre de la firma comercial W.K
Dibiapur, una sociedad off shore constituida en un paraíso fiscal.
UNA LEALTAD REAL
Sin
embargo, los ingresos se cortaron cuando la relación se interrumpió y
fue cuando ella intentó llegar a un acuerdo indicando que tenía material
gráfico y audiovisual complicado para los intereses de la Casa del Rey.
La operación la llevó personalmente Manuel Prado y Colón de Carvajal,
el gran amigo financiero del Rey Juan Carlos, fallecido en 2009 en
Sevilla y cuyas memorias tituladas “Una lealtad real”, que iban a ser
publicadas por la editorial del ex ministro del Partido Popular, Manuel
Pimentel, no salieron finalmente al mercado, ya que los libros editados
fueron guillotinados en lo que se define en el argot literario como “el
molino”.
Dicen que cuando los cómplices
que ayudaron a Bárbara Rey en la operación que tenía previsto hacer,
vieron y escucharon algunos ejemplos de lo que tenía grabado, se
asustaron de la sangre fría de la vedete. Bárbara le echó imaginación y
se inventó que había recibido un paquete en su casa, con algunas copias
del material gráfico. Lo único que hizo ella, según su versión, fue
entrar en contacto con la persona correspondiente para avisarla del
peligro.
Quienes han escuchado las conversaciones
dicen que lo verdaderamente preocupante son las palabras, como si nada
pasara, del monarca sobre cuestiones de política nacional y, muy
especialmente, algunas frases relativas a los sucesos del golpe de
Estado del 23-F. Según una versión muy distinta, la gravedad de las
confesiones del rey a la vedete era, sobre todo, por la imagen frágil
que transmitía en lo referido a su estado anímico.
Por
otro lado, también había material gráfico abundante. “Se trata de
recuerdos de mi vida privada. No tenían ningún objetivo”, según declaró
en su día la vedete al autor de este reportaje, entre los cuales estaban
fotos amateurs hechas por su hijo Ángel desde el jardín, mientras la
pareja disfrutaba de una paella.
Pero
además se supo que, desde 1993, asesorada por un proveedor de materiales
de espionaje, en su chalé de Boadilla del Monte había montado todo un
nido de “vigilancia” que disponía de una cámara de vídeo camuflada en
las cortinas del dormitorio. La artista había comprado un equipo de
grabación a su amigo Antonio Durán, el dueño de la famosa “Tienda del
espía”, que se lo instaló en un lugar oculto de su casa para que nadie
lo notara. Y había hecho copias de los materiales grabados que tenía
repartidas supuestamente tanto en España como en el extranjero,
guardadas en una caja fuerte en Luxemburgo, donde tenía instalado su
paraíso fiscal.
Entre sus cómplices se
encontraba Ramón Martín Ibáñez, quien entró en escena encarnando a quien
da la cara como supuesto chantajista para solicitar nada menos de
12.000 millones de pesetas. Pero el montaje no funcionó. Ya no se fiaban
de ninguna manera de su palabra. Ante la negativa de Prado de negociar,
la vedete intentó ponerse en contacto directamente en el Rey, pero no
lo consiguió. Y en los tiras y aflojas del asunto, los cómplices
acabaron quedando fuera de la negociación, pero Bárbara Rey se salió
finalmente con la suya.
BÁRBARA VUELVE A LA TELE
Todo
parecía que entraba en vías de solución gracias a un programa de TVE
que arregló el entonces director del Ente, el castellonense Jordi García
Candau, luego director general de la televisión pública de Castilla-La
Mancha con José Bono, y que hizo volver fugazmente a Bárbara Rey a la
fama de la pequeña pantalla.
El 4 de
noviembre de 1994, Bárbara Rey regresó inesperadamente a la pequeña
pantalla como presentadora-vedete del programa de variedades “Esto es
espectáculo”, en la primera cadena de la televisión estatal, en un día
privilegiado y a una hora estelar. Tras 17 años de ausencia televisiva,
pocos se acordaban ya de lo grave que sonaba ante las cámaras la voz de
la artista.
UNA EXTRAÑA ENFERMEDAD
El
23 de febrero de 1996 la vedete padeció una extraña enfermedad en medio
de la grabación del programa “Esto es espectáculo”. Dicen que le
acababan de dar la noticia de que personas no identificadas estaban
buscando en casa de sus padres, en Totana (Murcia), las mencionadas
grabaciones. La preocupación principal de Zarzuela seguía siendo
recuperar el material comprometedor.
Debido
a lo delicado el material del que se trataba, sobre todo en el ámbito
político, la Casa del Rey informó al entonces CESID (hoy CNI), cuyos
espías se encargaron el asunto mano a mano con Manuel Prado y Colón de
Carvajal, por entonces presidente de honor del parque temático urbano
Isla Mágica, en la isla de la Cartuja de Sevilla. Dicen que Prado,
implicado también en el caso de Javier de la Rosa, dudó de Bárbara desde el primer momento, convencido de que lo había hecho ella misma.
EL MALETÍN ARDIENDO
Los
miembros del CESID llegaron a un principio de acuerdo con Bárbara Rey:
tenían que visionar el material para ver si éste era verdadero y
cuantificar la importancia económica. Para ello le entregaron un maletín
para que Bárbara depositara allí el material. Las llaves las tenían
ellos y la actriz sólo tenía que entregárselo. Cuál fue su sorpresa
cuando depositó el material, y al cerrar el maletín comenzó a salir humo
de él.
Los miembros del CESID habían
incorporado un material químico dentro de la maleta, para eliminar y
destruir todo el material conforme se introdujera en él. Al ver salir
humo y ante el temor de que fuera una bomba, Bárbara Rey arrojó
corriendo el maletín a la piscina de su casa de Boadilla, donde
permaneció en su fondo casi una semana. Afortunadamente para ella, la
actriz tenía otra copia de seguridad guardada en una caja fuerte de
Luxemburgo, bajo clave de 18 dígitos.
A
partir de entonces todo empezó a ir mal, sobre todo cuando no le
renovaron el contrato en televisión. El programa desapareció de la
parrilla por falta de audiencia y Bárbara, muy enfadada, empezó de nuevo
a presionar otra vez exigiendo un aumento de la asignación mensual.
Algunas personas aseguran que lo que de verdad quería la vedete era
volver a estar en la tele, satisfacer su ego; pero los encargados de
negociar con ella no lo entendieron así.
ENTREVISTA CON MARIO CONDE
El
asunto se complicó sin remedio desde la primavera del año 1996. Ya al
comienzo de 1997 se puso en marcha la fase más dura del supuesto
chantaje. Así, Bárbara Rey se entrevistó a finales de enero de ese año
con el ex banquero Mario Conde para facilitar al ex presidente de
Banesto la información que la actriz calificaba de “comprometedora”.
Durante el encuentro, Bárbara Rey manifestó a Conde que había sido
presionada por Manuel Prado para que no se difundiera lo que ella sabía y
que había sido vetada en todos los medios de comunicación.
El ex banquero, condenado a prisión por los
casos Argentia Trust y Banesto, aseguró en su día que, tras la
entrevista, se limitó a informar a los afectados, pero que nunca vio ni
adquirió el material. Fuentes solventes dicen que la actriz hizo
escuchar a Conde una cinta magnetofónica de una de las conversaciones
que mantuvo con la persona de confianza de Juan Carlos I. Mario Conde y
Bárbara Rey se conocían desde hacía años, ya que Conde contrataba el
circo de Ángel Cristo para una función de fin de año a todos los
empleados de Banesto.
Por otra parte,
Cristina Ordovás, condesa de Ruiz de Castilla, un antigua amiga de la
actriz, también señaló que Bárbara Rey le contó los hechos denunciados y
que ella le recomendó que se pusiera en contacto con el policía Miguel
Ángel Díez, el agente que investigó la carta-bomba sin reivindicar que
en 1992 hirió gravemente a su marido, Juan Goyeneche Moreno.
PRESENTA DOS DENUNCIAS
La
actriz presentó inicialmente dos denuncias en comisaría: una, el 25 de
mayo de 1997 y otra, el 1 de junio del mismo año. El motivo era el robo
de “tres cintas de cassette, cinco de vídeo y veinte diapositivas”, de
contenido comprometido para una “alta personalidad”. En la denuncia, la
actriz mencionaba los nombres de “un tal Eladio García Suárez” y el
nombre de Luis Anasagasti como unas de las personas que la presionaron.
Se da el caso de que algunos agentes del CESID utilizaban habitualmente
el apellido Anasagasti.
En la denuncia se
decía que el año anterior, cuando en su casa estaba el servicio de
reserva porque el habitual se encontraba de vacaciones, dos personas
acudieron a su residencia en Boadilla del Monte y “les dijeron que
querían tomar fotos de la entrada y del salón de mi casa, que iban a
hacer un libro sobre mi vida”. El servicio accedió. Una vez en la casa, y
siempre según su versión, los dos reporteros se interesaron por otras
dependencias, “incluso por dónde estaba la caja fuerte”. El servicio
empezó entonces a sospechar y a pesar de que les ofrecieron un millón de
pesetas para poder volver, contaron a Bárbara Rey lo ocurrido. “Un
millón es mucho dinero para esta gente, usted comprenderá. A pesar de
eso me lo contaron y yo puse una denuncia en Boadilla del Monte”, indicó
la actriz murciana en su día a este periodista.
Se
montó entonces un dispositivo policial para averiguar quiénes eran los
intrusos. Bárbara Rey explicó que al empleado protagonista de la
historia “le pusieron un micrófono, y varias personas fueron a tomar
fotos y vídeos del encuentro con esas dos personas”. Se suponía que este
empleado debía darles algún tipo de información. Al parecer, la clave
para desactivar la alarma de la vivienda de Boadilla.
“Cuando fui a la comisaría me dijeron cosas
increíbles: las fotos se habían velado, el vídeo no servía, no se había
grabado la cinta porque el señor (el empleado) habría tocado un botón,
que no se podía localizar a los que fueron a mi casa porque el número
del móvil que le habían dado para contactar con ellos era el de una
tarjeta”, explicó Bárbara Rey a los periodistas. La denuncia de Boadilla
fue remitida al juzgado de Móstoles. “El caso se ha paralizado allí. Lo
único que me llegó a decir el señor juez fue que si yo tenía algún
problema, porque el día que se hicieron las fotos y los vídeos les
pareció reconocer a un policía retirado”.
CAMBIAR LA CERRADURA
En
ese intervalo, la vedette había cambiado la alarma y la cerradura de su
casa. “El día que me robaron, unas personas que dicen ser mis amigas me
tuvieron toda la noche de aquí para allá, para que esta gente pudiera
hacer su trabajo bien hecho. Me hicieron entrega del Bombín de plata y
después me llevaron de un lado para otro”, afirmó en su día la vedete a
este periodista.
Al percatarse del robo
de los documentos, Bárbara Rey interpuso la consiguiente denuncia en la
comisaría de Tetuán (Madrid) el 25 de mayo. “Yo llevaba la copia en una
maleta. Tonta que fui. Viajaba a Murcia y, cuando bajamos del avión,
Mari Trini me dijo que le habían abierto la maleta y a mi representante
también. Cuando miré la mía también estaba abierta. Sólo faltaba la
denuncia. Después reparé en que el avión estuvo en Barajas una hora”,
dijo. Días después hubo un segundo robo. En este caso fue su hijo el que
la alertó. Fue entonces cuando interpuso la segunda denuncia.
Todo
se endureció poco después con una tercera denuncia, el día 13 de junio,
también en la comisaría del distrito madrileño de Tetuán. En esta
tercera denuncia ya se acusaba personalmente al empresario y embajador
de España Manuel Prado y Colón de Carvajal de robarle casetes, cintas de
vídeo y fotografías comprometedoras. Este material, afirmó ella, además
de afectar a su intimidad, perjudica a “una persona importante de la
cual no desea en estos momentos decir su identidad”.
LA DENUNCIA DICE:
Éste
es el contenido íntegro de la denuncia, firmada por María García
García, nombre verdadero de la actriz, y que fue desvelada por el
fallecido periodista Antonio Herrero en la Cadena Cope:
“El
pasado día 25 del mes de mayo, denunció en estas dependencias un robo
en su domicilio de documentación personal, la cual implica a personas
importantes de este país por ser comprometedoras para ambos (…) El día 5
del presente mes, se ausentó de su domicilio y su hijo entró en su casa
en la madrugada del día 9, notando el día 10 que personas extrañas
habían entrado en el domicilio sustrayendo del mismo carretes
fotográficos sin revelar, cintas grabadas de varios autores, una agenda
personal, todo esto propiedad de su hijo, tres cintas de casete, cinco
de vídeo, 20 diapositivas, todas ellas comprometedoras para ambas partes
y propiedad de la declarante, especialmente relevantes para esta
persona importantes de la cual no desea decir su identidad (…) Que
sospecha que las personas autores de este hecho, han podido ser mandadas
a su domicilio con el fin de retirar toda la documentación
comprometedora para dicha persona por el seño Manuel Prado y Colón de
Carvajal así como un tal Eladio García Suárez ya que estas personas se
pusieron en contacto con ella queriendo tener información de tales
documentos así como involucrar a la declarante en un negocio
supuestamente legal, el cual, por grabaciones obtenidas por esta persona
se tiene la sospecha de que el mismo no es legal, o bien la querían
involucrar aportando cheques supuestamente de ventas ilegales, para
luego implicarla si la operación salía mal”.
“Que
la denunciante, ante todo, quiere salvaguardar el nombre de la persona
con quien mantuvo relaciones sintiéndose utilizada para que en caso de
problemas, aparezca la culpable del daño que le pueda producir a esta
persona a través de estas operaciones, para lo cual ha sido robada en su
domicilio, intentado ser estafada, así como amenazada de muerte tanto
ella como sus hijos, acusándola mediante llamadas telefónicas de haberse
deshecho del material y puesto en circulación en prensa”.
“Que
quiere hacer constar que tiene en su poder cintas magnetofónicas
grabadas por la denunciante en las que se demuestra el intento de
involucrarla en una operación financiera mencionada anteriormente, así
como ponerla en contacto con Luis Anasagasti a quien considera Prado una
persona de su entera confianza”.
“Que
teme hacia la declarante y sus hijos cualquier tipo de daños físicos
producidos por estas personas o por personas mandadas por ellos dado que
hasta la fecha a la declarante ya se le han producido daños
irreparables profesional, moral y humano así como boicot en su medio
profesional. Igualmente, teme que se utilice a la persona con la que
ésta mantenía una relación para hacerle un daño irreparable”.
LA CASA REAL INTERVIENE
La
noticia se difundió primero de manera anónima, escrita en un informe de
siete folios que se dio a la prensa, del cual el Rey dijo no saber
nada, aunque la Casa del Rey nunca desmintió ni una palabra del
contenido. El documento narraba la historia con toda clase de detalles e
incluía una copia de la última denuncia.
La
prensa, por entonces, sólo se atrevió a explicarlo entre dientes, pero
la Casa Real tuvo que intervenir directamente cuando la misma Bárbara
pretendía ir a explicarlo todo en directo al plató del programa Tómbola
(líder entonces de audiencia en la televisión valenciana Canal Nou, en
Telemadrid y en Canal Sur).
Se le vetó la presencia en el último
momento, pero nadie pudo impedir, en primer lugar, que hablara por
teléfono y que cobrara lo que le correspondía por la intervención
fallida en el plató del programa; y, en segundo lugar, como consecuencia
de lo anterior, que por lo menos se diera a conocer que se había
impuesto la censura desde la Casa del Rey, cosa que ya era bastante
grave por sí misma.
500 MILLONES DE PESETAS
Después
de aquello, las cosas finalmente se arreglaron con una nueva
negociación, al parecer esta vez llevada a cabo por Fernando Almansa, el
nuevo jefe de la Casa Real impuesto en su día por el banquero Mario
Conde. Dicen que en lugar de una asignación mensual, se optó por comprar
el material por una única suma, que se sitúa en unos 500 millones de
pesetas (3 millones de euros de ahora). Se trataba de una cantidad más
que suficiente para que Bárbara no volviera a tener problemas económicos
en su vida y pudiera dejar que su asunto con el Rey se olvidara y
reinara por siempre el olvido.
Si al CNI
no se les escapó ninguna copia escondida por algún cajón, esta operación
sirvió para cerrar un caso, que ahora 20 años después se ha reactivado.
Algunas fuentes dicen que por deseo expreso de Bárbara Rey, que busca
de nuevo protagonismo. Sin embargo, la actriz lo niega y manifiesta que
ella jamás se benefició de ese dinero ni tuvo a su nombre una cuenta en
Luxemburgo.
EL INFORME DEL CESID
Unos
meses después de aquellas negociaciones, salió a la venta el libro “Yo
entré en el CESID”, escrito por Pilar Urbano. En el mismo, la autora
mantiene una conversación con el jefe de seguridad del servicio de
inteligencia al que llama Efrén Puentes y que en realidad era Andrés
Fuentes. Partiendo de lo que Fuentes llama “hipótesis de trabajo”, le
relata con todo lujo de detalles, cómo harían ellos para entrar en casa
de Bárbara Rey y llevarse las cintas comprometedoras para un personaje
público que tenía en su poder.
El agente habla de la
ausencia de perros, que tanto dificultan las penetraciones. De cómo
controlarían las salidas del servicio mientras ellos penetraran en la
casa. De la necesidad de entrar varias veces para poder ejecutar el
trabajo. De la obligación de llevar varios reproductores de video para
poder visualizar todas las películas de su enorme colección…
Andrés
Fuentes, en su “hipótesis de trabajo”, explica que lo lógico sería que
Bárbara Rey escondiera la grabación comprometedora en una cinta ya
grabada, quizás parapetada tras una de las muchas películas de sus
hijos, lo que la haría más difícil de localizar. Para darle más realismo
todavía, contaba que en la supuesta penetración en la vivienda de
Bárbara Rey, cuando los agentes de los grupos operativos descubrieron la
grabación, la duplicaron y en la cinta original grabaron la película de
“Independence Day”.
¿INVENTO O REALIDAD?
Surge
una pregunta: ¿Fue todo un ejercicio teórico? Un invento del divertido y
bromista Andrés Fuentes, un espía que vivió muchos años en Alemania,
para que Pilar Urbano llenara cuatro páginas de su libro. O fue un
reconocimiento, dirigido a Bárbara Rey, de lo que paso a paso había
ocurrido.
Hoy, veinte años después de las complicadas
negociaciones de Bárbara Rey con los agentes del servicio secreto
español, el contenido de esas grabaciones confidenciales, registradas
personalmente por la actriz en sus encuentros con gente de su entorno,
incluido el rey emérito Juan Carlos de Borbón, nunca se ha revelado ni
sus imágenes se han reproducido públicamente.
Marta Gayá (1987 - 2002)
Una mañana de 1987 comenzó todo. Fue un auténtico flechazo y enseguida comenzaron a verse.
La mujer que enamoró al entonces Rey se había casado muy joven pero su matrimonio “duró muy poco”. Tomada la decisión de divorciarse, comenzó una relación sentimental con el monarca que acabaría 15 años después y que le marcaría el resto de su vida.
Destacan sobretodo su discreción y elegancia. Hija de una familia acomodada de Mallorca, sus padres fueron propietarios del entonces emblemático hotel Villamil de Calviá. Hay quien asegura que conoció a don Juan Carlos antes de su separación, sin embargo, otros amigos lo niegan. Marta y su ex marido nunca tuvieron hijos. Habla inglés y algo de francés.
Cuando conoció a don Juan Carlos, su vida cambió en muchos aspectos. Vivía en Palma, como siempre, pero comenzó a viajar a Francia y a Suiza.
En aquella época en la que se veía con el monarca, reunía a menudo a sus amigos en su barco. “Era el mejor plan de todos. Era precioso, de unos 18 metros de eslora”, según cuenta un amigo de hace años. Ella también navegó en el Fortuna.
Buena conversadora y de una calma infinita en su manera de ser, cuentan que es mujer de carácter y muy independiente. Siempre que viajaba a Madrid, cuenta una conocida de entonces, iba con su grupo de amigos a Pachá y subían a la zona reservada El Cielo.“Ella era consciente de con quién estaba y cómo era el hombre del que se había enamorado. Nunca quiso más, nunca pidió más. Su relación fue de verdad, seria; de muchos años y nunca quiso hijos. La maternidad no estaba entre sus prioridades, ni siquiera en su proyecto de vida”
En Palma se veían en casa de amigos, no salían pero en París, sí. Allí era más fácil. Solían quedarse en casa de José Luis y Sylliane de Vilallonga donde siempre tenían su habitación preparada. Gstaad ( Suiza) era otro de los lugares para encontrarse.
La historia se acabó como empezó la suya cuando él la conoció.
Don Juan Carlos se interesó por otra mujer que no era la suya, y según un testimonio que no duda un ápice en confirmarlo, “no fue por Corinna”. Ella llegó después. Primero fue con la mujer de un buen amigo. La serenísima perdió su calma y todo acabó, pero, tras el disgusto inicial, ha mantenido una buena amistad con el Rey. Se respetan y se quieren.
Gstaad... nieve, lujo y glamour en el corazón de los Alpes.
Gstaad el paraíso perfecto de royals, grandes fortunas y celebrities de todo el mundo.
Un lugar en el que poder descansar y relajarse escapando así de un fenómeno que cada vez cobraba más protagonismo en sus vidas, los paparazzi.
Hoy Gstaad es glamour, mucho glamour, pero también es deporte. De hecho, dispone de una gran variedad de deportes de invierno, de más de 250 kilómetros de pistas de esquí y del único glaciar esquiable del Oberland bernés, el Glaciar 3000.Gstaad es también una de las tres mejores zonas de esquí de fondo de Suiza y está considerado un auténtico paraíso para los amantes del trineo y del freeride.
Si el dinero no es un problema, el shopping más exclusivo se encuentra en la misma Promenade: Cartier, Chopard, Rolex, Chanel, Hermés, Moncler o Louis Vuitton tienen sede en esta pequeña, pero muy exclusiva avenida. Pero si lo que se quiere es relajarse y desconectar nada mejor que reservar cita en alguno de los espectaculares spas de hoteles.Pero no es solo esto lo que ha dotado de ese aire de exclusividad y charme a este lugar; aquí lo que se busca y se consigue es tranquilidad, y discreción ante todo. Más allá de las maletas de Louis Vuitton que llegan a los hoteles en los maleteros de Porsches, Maseratis y Ferraris, los birkins de Hermés que se pasean por la Promenade, las joyas de Cartier o Chopard que se exhiben en GreenGo, y las botellas de Crystal que se descorchan en sus exclusivos restaurantes, Gstaad es el sabor, el color y el olor de un lugar idílico, una postal en pleno corazón de los Alpes, que emana calidad y lujo por los cuatro costados.
Estaciones de esquí hay muchas, muy buenas y muy variadas, pero Gstaad, solo hay uno.
Corinna Zu-Sayn Wittgenstein (2004-2013)
Corinna Zu-Sayn Wittgenstein, quien fuera la "amiga entrañable" del Rey
durante años, desde 2004.
Corinna y Don Juan Carlos se conocieron "en
una cacería en La Garganta" (Ciudad Real) en febrero de 2004. En ese
momento, aunque la princesa alemana aún no se había divorciado de su
segundo marido, ya hacían vidas por separado. Según relata Romero, el
Rey se quedó prendado de aquella mujer con rasgos nórdicos y gran
destreza tanto para las armas como para las relaciones sociales.
En 2013, y tras la importante cadena de escándalos a raíz de los sucesos de Botsuana, Corinna abandonó España pero lo hizo con 30 millones de euros bajo el brazo, según datos reservados del Gobierno, y con una red inmejorable de contactos.
En 2013, y tras la importante cadena de escándalos a raíz de los sucesos de Botsuana, Corinna abandonó España pero lo hizo con 30 millones de euros bajo el brazo, según datos reservados del Gobierno, y con una red inmejorable de contactos.
Se fue "muy cabreada", ya que en algún momento
llegó a "creer que era la reina de España y algunos escoltas y
empleados de servicio la llamaban princesa".
Una vez desengañada, guarda silencio pero a la vez asegura que "guarda copia" de todos los documentos. Y también de secretos de palacio, como lo que pasó con Juan Carlos en Londres la noche anterior al famoso discurso de la Pascua Militar de enero de 2014, en el que el entonces Rey titubeó y se perdió en varias ocasiones. El monarca llegó de madrugada a España y no descansó, lo que influyó en la triste estampa que dejó en aquella ocasión, precipitando el proceso de abdicación de Juan Carlos.
El rey Juan Carlos se fracturó la cadera durante una cacería en Botsuana.
La noticia de su accidente se hizo pública el 14 de abril, día de la República, mientras se abordaba en Bruselas una posible intervención de España por su delicada situación económica. Un Jefe de Estado dispuesto a no renunciar a sus aficiones aunque estas indignaran a la sociedad en el momento más desastroso económicamente.
A raíz del accidente en Botsuana, su abdicación se precipitó y el 2 de junio de 2014, dos años después de la famosa cacería, le cedió el testigo a su hijo Felipe.
Actualmente, visiblemente desmejorado, el monarca lleva una existencia de ‘alegre jubilado’ que se traduce en viajes gastronómicos, regatas o corridas de toros, jamás acompañado por su esposa, la Reina Sofía, con la que ya ni siquiera comparte vacaciones en Marivent. Cuando no está fuera del país, se deja ver por el club Puerta de Hierro, o en los privados del restaurante Horcher o El Bodegón, sus favoritos.
Tendría una dorada jubilación si no fuera porque la salud le ha traído de cabeza en los últimos años. De hecho, se ha olvidado prácticamente de practicar deporte, a excepción de su participación en unas recientes regatas. La fractura de cadera durante el aciago viaje con Corinna a Botsuana lo cambió todo. A raíz de aquella caída, tuvo que someterse a diversas operaciones que incluso a día de hoy no le permiten caminar del todo bien, pese a una durísima rehabilitación, y se ve obligado a apoyarse en un bastón.
Una de las últimas salidas de tono por parte del monarca que resuenan en la memoria colectiva fue cuando, molesto por los comentarios sobre su mala salud, espetó a los medios: “Lo que os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa”. Casi de un día para otro, se rompía ese pacto no escrito con el que gozaba de inmunidad en los medios de comunicación. Ya se publica de todo sobre el emérito.
Corinna Sayn-Wittgenstein, el Rey me dijo: 'Oye, he tenido una pareja durante tres años. Y era una bomba. Su nombre es Sol Bacharach”
Una vez desengañada, guarda silencio pero a la vez asegura que "guarda copia" de todos los documentos. Y también de secretos de palacio, como lo que pasó con Juan Carlos en Londres la noche anterior al famoso discurso de la Pascua Militar de enero de 2014, en el que el entonces Rey titubeó y se perdió en varias ocasiones. El monarca llegó de madrugada a España y no descansó, lo que influyó en la triste estampa que dejó en aquella ocasión, precipitando el proceso de abdicación de Juan Carlos.
El rey Juan Carlos se fracturó la cadera durante una cacería en Botsuana.
La noticia de su accidente se hizo pública el 14 de abril, día de la República, mientras se abordaba en Bruselas una posible intervención de España por su delicada situación económica. Un Jefe de Estado dispuesto a no renunciar a sus aficiones aunque estas indignaran a la sociedad en el momento más desastroso económicamente.
A raíz del accidente en Botsuana, su abdicación se precipitó y el 2 de junio de 2014, dos años después de la famosa cacería, le cedió el testigo a su hijo Felipe.
Actualmente, visiblemente desmejorado, el monarca lleva una existencia de ‘alegre jubilado’ que se traduce en viajes gastronómicos, regatas o corridas de toros, jamás acompañado por su esposa, la Reina Sofía, con la que ya ni siquiera comparte vacaciones en Marivent. Cuando no está fuera del país, se deja ver por el club Puerta de Hierro, o en los privados del restaurante Horcher o El Bodegón, sus favoritos.
Tendría una dorada jubilación si no fuera porque la salud le ha traído de cabeza en los últimos años. De hecho, se ha olvidado prácticamente de practicar deporte, a excepción de su participación en unas recientes regatas. La fractura de cadera durante el aciago viaje con Corinna a Botsuana lo cambió todo. A raíz de aquella caída, tuvo que someterse a diversas operaciones que incluso a día de hoy no le permiten caminar del todo bien, pese a una durísima rehabilitación, y se ve obligado a apoyarse en un bastón.
Una de las últimas salidas de tono por parte del monarca que resuenan en la memoria colectiva fue cuando, molesto por los comentarios sobre su mala salud, espetó a los medios: “Lo que os gusta es matarme y ponerme un pino en la tripa”. Casi de un día para otro, se rompía ese pacto no escrito con el que gozaba de inmunidad en los medios de comunicación. Ya se publica de todo sobre el emérito.
Corinna Sayn-Wittgenstein, el Rey me dijo: 'Oye, he tenido una pareja durante tres años. Y era una bomba. Su nombre es Sol Bacharach”
SOL BACHARACH FALLERA MAYOR 1972 VALENCIA
abogada, impartió clases de Derecho Mercantil en la Universidad de
Valencia durante 15 años
y es una mujer muy conocida en los ambientes
sociales y empresariales valencianos
viuda del profesor Manuel Broseta, asesinado por ETA en 1992.
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