La Valencia de principios del siglo XX
experimentó una evolución hacia el movimiento conocido como Modernismo
llegado de la mano de arquitectos formados en Barcelona y Madrid dentro
de la corriente artística de la «Sezesión» vienesa, entre los que
destacan Vicente Ferrer, Vicente Sancho y Demetrio Ribes, autor de la
Estación del Norte, uno de los iconos del Modernismo en la ciudad. En
los edificios se empezaron a aplicar nuevas técnicas, como el uso del
hierro, y se introdujeron elementos decorativos como la cerámica y el
vidrio. El modernismo valenciano se caracterizó por una cierta
exaltación de todo lo propio, es decir, la huerta, las falleras, las
naranjas y los pescadores que quedaron inmortalizados en mosaicos de
colores, esculturas y adornos.
La ruta por la Valencia Modernista es una de las más famosas de la ciudad. La del centro histórico o
l´Eixample son las más conocidas, si bien hay otras, como la del
Marítimo. En la plaza de la Almoina, donde se encuentran las ruinas de
la ciudad romana fundacionales, arrancaría una de estas posibles rutas.
En este enclave se encuentra el edificio modernista del Punt de Ganxo,
donde podemos ver en su fachada pilastras que imitan troncos, y sus
balcones de piedra son diferentes unos de otros.
Del inmueble centenario se puede pasear hasta la Estación del Norte (1917), cuya decoración es una de las más bellas en este tipo de edificios, repleta de piezas de cerámica, mosaicos y azulejos con motivos de la huerta valenciana y emblemas de la ciudad, como las naranjas que decoran la fachada. En lo más alto de la construcción podemos ver, presidiendo el edificio, un águila de hierro, símbolo de la velocidad.
De camino a la estación de trenes, en la Plaza del Ayuntamiento hay algunos edificios de corte modernista como el de Correos (1922), aunque en general en esta plaza predomina el eclecticismo.
Desde la Estación del Norte se llega a
la calle Colón, arteria comercial por excelencia y frontera de
l´Eixample, donde se concentran las más bellas edificaciones modernistas
residenciales, entre ellas, la famosa Casa de los Dragones, en la calle
Sorní (1901) decorada con estos animales y cuyo estilo se adscribe al
«historicismo modernista» de carácter medievalista. Su autor fue José Mª
Manuel Cortina, considerado un genio valenciano del Modernismo.
Escondida en esta fachada hay incluso una locomotora, guiño a la
compañía de Ferrocarriles del Norte.
Desde allí se llega al
Mercado de Colón (1914), declarado como el Central Bien de Interés
Cultural y salvado de la degradación en 2003 para convertirlo en un
espacio de encuentro con cafeterías y pequeñas tiendas. Desde allí la
ruta sugerida podría encaminarse hacia la Gran Vía Marqués del Turia,
donde se encuentra la Casa Ortega y la Casa Chapa.
Pasando al
otro lado del río Turia, por ejemplo, desde el Puente del Real se llega
al paseo de la Alameda donde se encuentra el Palacio de la Exposición
(1909), el Asilo de la Lactancia y la Tabacalera. Un conjunto de
edificios con reminiscencias modernistas construido para la Exposición
Regional. Ya fuera de la ciudad quedarían otros ejemplos de este
movimiento como el Asilo de San Juan de Dios, en la Playa de la
Malva-rosa y el Palacete y Jardines de Ayora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario